Reseña del libro "Sonsoneto"
Algo se ha mantenido vigente a través de toda la poesía de González-Cruz: "Su fundamento es a la vez evasión y búsqueda: evasión de una realidad adherida como sombrío musgo a la conciencia y búsqueda de la energía original, el purificador 'blanco'-virgen". De igual modo, ciertas cualidades que descubría yo en aquel primer poemario, continúan siendo notables en Disgregaciones, Curiosidades de un impertinente, y en Sonsoneto: "Airada y nostálgica, irónica y sonriente, pero siempre estremecida como el mar de infancia tantas veces por ella invocado, esta poesía es notable ejemplo de lo que se podría llamar, en el más amplio sentido de la expresión, espíritu romántico". Janice Winzinger ha anotado cómo en ciertos textos se nota el propósito del poeta, a través de una diáfana "declaración de principios" (o lo que yo llamaría aun mejor, una "toma de conciencia" o "autosugestión"), de alcanzar la requerida distancia filosófica -calmada- de los hechos que le permita soportar el persistente recuerdo donde afloran una Cuba ensangrentada, detonaciones mortales y cadáveres. [No traduzco literalmente]. Matías Montes Huidobro, quien amplía el tema tratado por Winzinger, define con maestría la intención del poeta cuando anota que "la forma a veces de apariencia distanciada [de esta poesía] es la superficie material de una voz lírica llena de laberintos que la enriquecen constantemente y hacen de su lectura una experiencia profunda. El poeta a menudo intenta una exploración sicológica que va de afuera hacia adentro, mediante un proceso poético que termina por revelar la conciencia. [...] González-Cruz, como predestinado por su biografía, no puede escapar a la línea apocalíptica, al mural de su origen y de la historia. Este síntoma une a todos los escritores cubanos de hoy que se ven en la trampa de la realidad histórica y el compromiso inevitable". En su incisivo estudio incluido en el Biographical Dictionary of Hispanic Literature in the United States, Montes Huidobro afirma, además, que la poesía de González-Cruz carece de fórmulas fáciles y evita cuidadosamente los lugares comunes. Luego apunta que esta poesía que primeramente se orienta hacia lo objetivo, lo material, lo exacto, se mueve o evoluciona hacia una mayor libertad emocional que en un futuro probablemente correrá a través de un cauce cuidadosamente controlado. No se equivoca, puesto que Sonsoneto, a pesar de las exaltaciones que sin duda habrán de sacudir al lector, es un libro donde predomina lo cerebral, el fino juego de ideas y palabras, la elucubración intelectual que, sin oscurecer los textos, obliga a meditar. Jilio Matas.
